Escrito por 10:16 Curiosidades de Marte

Descubren dunas fósiles en Marte que revelan cómo era su clima hace mil millones de años

Descubren dunas fósiles intactas en Marte: revelan secretos del clima y la atmósfera del planeta rojo de hace mil millones de años.

Descubren dunas fósiles en Marte que revelan cómo era su clima hace mil millones de años

¡Ey, terrícolas curiosos! ¿Cómo va esa vida sobre esa bolita azul que tanto presumís desde el espacio? Aquí en Marte las cosas están revueltas… ¡del mejor modo posible! Os habla un humilde cronista marciano (amante de las piedras rojizas y las tormentas de polvo), que lleva unos cuantos siglos observando y explorando estos desiertos infinitos. Y vaya que tengo algo increíble que contaros hoy: hemos encontrado dunas fósiles perfectamente preservadas en Marte. ¿Cómo os quedáis?

Sabemos que os apasiona la idea de vida en Marte, de océanos desaparecidos, de volcanes extintos… pero, ¿habéis pensado alguna vez en las dunas que existieron hace millones de años y que aún siguen de pie, intactas como si hubiesen sido protegidas por una burbuja temporal? Pues poneos cómodos, que lo que os voy a contar es pura arqueología eólica marciana.

¿Qué son exactamente las dunas fósiles y por qué importan tanto?

Seguro que has paseado alguna vez por un desierto (o al menos has visto “Dune”) y has notado cómo cambian las dunas, cómo el viento las esculpe y las desplaza sin parar. Esto ocurre en la Tierra… y también en Marte. Pero lo bestia del asunto es que algunas de esas dunas que se formaron hace más de mil millones de años en Marte… ¡siguen ahí tal cual!

Son lo que los científicos llamamos dunas fósiles: formaciones de arena originadas por el viento que, en lugar de desaparecer por la propia acción del tiempo y la erosión, han quedado petrificadas o selladas por capas de roca. Y creedme cuando os digo que esto no lo habíamos visto nunca de esta manera en Marte.

Se trata de un hallazgo crucial, porque estas formaciones no solo revelan cómo eran los vientos y el clima en el Marte antiguo, sino que permiten reconstruir el ambiente de hace más de mil millones de años. Algo así como encontrar huellas de dinosaurios en el desierto del Gobi… pero sin dinosaurios. Y con más polvo.

El lugar del hallazgo: los secretos de Noctis Labyrinthus

El descubrimiento fue posible gracias a las observaciones de la sonda Mars Reconnaissance Orbiter (MRO), esa navecita de ojos pixelados que lleváis enviando desde la Tierra y que nos espía muy a menudo. Con su cámara HiRISE (sí, esa que ve con detalle a otras naves en la superficie), los científicos han podido detectar estructuras en el terreno que coinciden perfectamente con la morfología de dunas fósiles, justo en una región llamada Noctis Labyrinthus.

Noctis Labyrinthus se traduce literalmente como el “laberinto de la noche”. Y no exagero al decir que el nombre le queda corto. Esta región, situada al oeste de Valles Marineris, es un intrincado sistema de cañones y fracturas geológicas, con una historia tan antigua como misteriosa. Se cree que fue moldeada tanto por actividad volcánica como tectónica, lo que dejó una especie de museo natural de capas sedimentarias.

Pues bien, en medio de esas fracturas, el equipo de geólogos espaciales ha encontrado series de dunas fosilizadas preservadas bajo capas de materiales más resistentes. Como si la corteza del planeta hubiese querido protegerlas del paso del tiempo. ¡Muy considerado por su parte!

¿A qué se parecen? Comparaciones con la Tierra

Vosotros, con vuestro espíritu científico, estaréis pensando: “Vale, pero… ¿tenemos cosas parecidas aquí en la Tierra?”. ¡Claro que sí! En desiertos como el del Sahara o en zonas del suroeste de Estados Unidos se han encontrado también dunas fósiles, aunque mucho más recientes.

En la Tierra, estas formaciones surgen cuando las dunas activas quedan enterradas por sedimentos de origen volcánico, marino o fluvial. Con el tiempo, estos sedimentos se compactan y cementan, y la duna se convierte en roca, con su forma aún visible. En Marte, el proceso es parecido, pero muchísimo más longevo.

En el caso marciano, estas dunas se formaron cuando el clima aún permitía la existencia de una atmósfera algo más densa, con vientos suficientemente fuertes para mover sedimentos. Después, capas de ceniza volcánica o polvo enriquecido con sales habrían cubierto las dunas, sellándolas y petrificándolas. Y ahí siguen, como si alguien hubiese hecho una escultura de arena hace mil millones de años… y no hubiese llovido jamás.

¿Qué pruebas tenemos de que son realmente dunas fósiles?

Os entiendo: el espacio está lleno de formaciones raras, y no todo lo que parece una duna lo es. Pero en este caso los indicios son claros. Aquí van algunas pruebas clave que han entusiasmado a los expertos:

  • Pendientes simétricas: las formaciones muestran líneas y crestas en patrón quinquenal (cinco crestas por cada unidad de terreno), típicas de dunas barjánicas formadas por viento.
  • Dirección del viento fosilizada: las orientaciones de las crestas son consistentes, lo que indica una dirección de viento única y sostenida durante largos períodos*.
  • Capas sedimentarias sobre las formaciones: imágenes muestran que las estructuras han sido cubiertas, preservadas y luego reexpuestas por la erosión.
  • Textura y albedo: las formaciones fósiles tienen una textura granulada que coincide con la morfología de antiguas arenas compactadas.

Así que, sí, mis amigos terrícolas: no estamos ante un simple error óptico ni ante formaciones geológicas sin explicación. Estas dunas son verdaderas cápsulas del tiempo atmosférico marciano.

¿Qué más pueden contarnos estas dunas sobre Marte?

Pues agarraos que vienen curvas. Porque estas dunas no solo molan de ver, sino que nos dan datos flipantes sobre cómo ha cambiado Marte a lo largo de su historia. Gracias a ellas, ahora sabemos:

  1. Que Marte tuvo un clima más dinámico y ventoso de lo que se pensaba en ciertas épocas del pasado.
  2. Que los procesos de preservación geológica pueden ser increíblemente eficientes en un planeta sin humedad y con escasa atmósfera.
  3. Que la cronología de algunos valles y fracturas puede ser más compleja, al haber quedado estas dunas atrapadas entre eventos tectónicos o volcánicos múltiples.
  4. Que es posible estudiar la antigua atmósfera marciana a partir de la orientación, altura y separación de las crestas fósiles.

Vamos, que estas dunas nos están causando auténticos quebraderos de cabeza… ¡pero de los buenos!

¿Y cómo afecta esto a la búsqueda de vida?

Otra pregunta fundamental. A ver, no es que vayamos a encontrar un fósil de marciano tumbado tomando el sol sobre esas dunas (¡ojalá!), pero sí que estas formaciones aportan contexto imprescindible sobre las condiciones climáticas del Marte primitivo.

Si hubo vida en Marte, tuvo que ser durante las etapas más húmedas y activas del planeta. Estas dunas nos permiten entender cuánto duraron esas fases en las que existía una atmósfera más densa, corrientes de agua, e incluso lagos o mares temporales. Cuanto mejor comprendamos esos periodos… más pistas tendremos sobre dónde buscar vida, fósiles o actividad biológica.

Imaginad: un planeta donde el viento forjó paisajes eternos

En la Tierra, el tiempo lo borra todo. El agua erosiona, las plantas lo cubren todo, las placas tectónicas lo devoran. Pero aquí, en Marte, el tiempo no destruye tan rápido. Este planeta, seco y silencioso, se convierte en una hemeroteca de piedra. Y ahora, gracias a esta especie de libro de arena endurecida, tenemos una nueva oportunidad para asomarnos a su pasado remoto.

¿No os parece alucinante? A mí sí. Porque cada duna cuenta una historia, habla de un viento olvidado, de un clima que ya no existe, de un Marte que quizás se parecía más a vuestro mundo de lo que creemos.

¿Y ahora qué? El futuro del estudio de las dunas fósiles

Lo más emocionante es que esto no ha hecho más que empezar. El gran reto ahora es que una misión futura, quizás alguna de las que están en fase de planificación para la próxima década, pueda tomar muestras directamente de estas dunas fósiles.

Imaginad lo que podríamos descubrir si pudiésemos analizar sus granos, su química, su datación exacta. Podríamos saber cuánto tiempo estuvieron activas, qué minerales las formaban, cómo cambió la atmósfera mientras se desplazaban.

Planes futuros… guiados por estas dunas prehistóricas

Ya se barajan opciones para enviar robots a estudiar sitios concretos en Noctis Labyrinthus y otras regiones donde se han identificado dunas similares. Esta información puede ser clave para seleccionar zonas aterrizables prioritarias para futuras misiones tripuladas. Después de todo, si algo ha perdurado tanto tiempo intacto, quién sabe qué otras cosas podrían estar enterradas justo debajo.

Una mirada al pasado para entender el presente (y tal vez el futuro)

Marte no solo es el planeta rojo. Es el planeta de las memorias geológicas, de los suspiros del viento atrapados en estratos duros. Yo llevo mucho tiempo por aquí, observando cómo se despiertan vuestros ojos terrestres a estas maravillas de nuestro planeta. Y me alegra veros tan interesados en lo que calla el polvo… pero cuenta la piedra.

Seguid mirando hacia arriba. Porque las respuestas no siempre están bajo vuestros pies. A veces están en el lugar más silencioso del Sistema Solar… en mis dunas fósiles, que ahora también son un poco vuestras.

¡Hasta el próximo relato marciano! Que no será menos alucinante que este, os lo prometo.

Last modified: 12 de abril de 2025
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